ATENCIÓN INTERNA O EXTERNA:
Se denomina así
en la medida en que la capacidad de
atención esté dirigida hacia los propios procesos
mentales o a todo tipo de estimulación interoceptiva,
o bien hacia los estímulos que provienen del exterior.
ATENCIÓN VOLUNTARIA E INVOLUNTARIA:
Está determinada por la actitud activa
o pasiva, del sujeto hacia los estímulos. En la atención voluntaria es
el sujeto quien decide el ámbito de aplicación de su
capacidad atencional, mientras que la
atención involuntaria o pasiva es el poder del estímulo el que
atrae al sujeto.
ATENCIÓN ABIERTA Y ATENCIÓN ENCUBIERTA:
La atención
abierta va acompañada de una serie de
respuestas motoras y fisiológicas que producen modificaciones posturales en el sujeto; en la encubierta
no es posible detectar sus efectos
mediante la observación.
ATENCIÓN
DIVIDIDA Y ATENCIÓN SELECTIVA O FOCALIZADA:
Esta
clasificación viene determinada por el
interés del sujeto. En la atención dividida
son varios los estímulos o situaciones que
entran en el campo atencional, en la
atención selectiva el esfuerzo se dirige
hacia un campo concreto en el que pueden incidir otros procesos psíquicos. Este tipo
de atención se utiliza mucho como método
de investigación de la eficacia del procesamiento simultáneo.
ATENCIÓN VISUAL Y ATENCIÓN AUDITIVA:
Una y otra están en función de la modalidad sensorial
a la que se aplique y de la naturaleza del estímulo. La
atención visual está más relacionada con
los conceptos espaciales, mientras que la auditiva lo está
con parámetros temporales.
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